Salazar Santos/ Dos hombres armados irrumpieron en una iglesia en Normandía (norte de Francia) durante la misa. Al entrar tomaron como rehenes a cinco personas: dos monjas, dos feligreses y el sacerdote que murió asesinado por los atacantes.
La policía llegó al lugar y abatió a los sospechosos, de los cuales uno de ellos ya estaba fichado por su extremismo. Más tarde la organización terrorista “estado islámico” reivindicó el ataque a través de su órgano de difusión.
El arzobispo de la arquidiócesis de Rouen, Dominique Lebrun, aseguró desde Cracovia que el sacerdote fallecido respondía al nombre de Jaques Hamel de 84 años. El jerarca católico francés se encuentra en Polonia participando en la Jornada Mundial de la Juventud.
El presidente francés François Hollande calificó el hecho como “vil atentado terrorista”. También al dirigirse a la nación mencionó «nos enfrentamos al Estado Islámico, que nos ha declarado la guerra (…) Debemos llevarla a cabo con todos los medios, respetando los derechos que hacen de nosotros una democracia. Lo que los terroristas quieren es dividirnos”.
El primer ministro francés, Manuel Valls, condenó duramente la toma de rehenes: «Horror por el brutal ataque contra una iglesia (…) Toda Francia y todos los católicos están heridos. Permanecemos juntos», dijo en un mensaje en Twitter.
Por su parte el papa Francisco también se pronunció contra el ataque. Federico Lombardi, vocero del Vaticano mencionó que «el Papa está informado, comparte el dolor y el horror de esta violencia sin sentido y condena en los más duros términos cualquier forma de odio».
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